El rooibos se obtiene a partir de las hojas del Aspalathus linearis, un arbusto que logra prosperar en las duras condiciones de las regiones montañosas de Sudáfrica.
El rooibos es famoso por su agradable sabor malteado y naturalmente dulce (sin añadirle nada). La población local lo consumía habitualmente mucho antes de que de que aparecieran los colonos europeos, que adoptaron las costumbres de los nativos en sustitución de su añorado té.
El rooibos es rico en antioxidantes y en polifenoles y, de hecho, la única fuente conocida de aspalatina, un peculiar polifenol que está siendo estudiado por sus propiedades para la salud.
El rooibos, literalmente Arbusto Rojo, se obtiene a partir de las hojas del Aspalathus linearis, a diferencia de los tés, que se obtienen de la Camellia sinensis. El rooibos, pues, no debe confundirse con los tés. Es una tisana y no contiene teína.
La teína es un compuesto químico con efectos estimulantes que se encuentra en la naturaleza, en distintas plantas como el té, el café o el guaraná. Dependiendo de la planta de donde venga, se la puede denominar teína, cafeína o guaranina.
Consumir dosis limitadas de cafeína es generalmente sano, pero pasarse de la raya puede tener efectos negativos como palpitaciones, ansiedad, migrañas y problemas relacionados con el sueño.
Por estos motivos, mucha gente decide buscar alternativas a los cafés y tés y limitar su consumo de cafeína. El rooibos es una excelente decisión, ya que su contenido en cafeína es nulo y su sabor es fabuloso.
Otra razón para sustituir tu taza de té por un rooibos son los taninos. Estos no representan ningún problema en la mayoría de casos, pero son conocidos por interferir en la absorción de ciertos nutrientes como el hierro. Si sufres de anemia, el rooibos es una buena elección, ya que sus niveles de taninos son significativamente menores que los del té.
También es recomendable beber rooibos en vez de té si tienes problemas de riñón. El rooibos no contiene ácido oxálico, un componente que, consumido en grandes cantidades, está relacionado con la formación de piedras en el riñón.
Además, el rooibos tiene muchos beneficios para la salud debido a su alto contenido en antioxidantes y polifenoles. Veámoslos.
Los beneficios del rooibos para la salud llamaron la atención de la comunidad científica en la década de los sesenta. El rooibos destaca por su alto contenido en antioxidante, además es la única fuente conocida de aspalatina, un potente antioxidante que podría tener un papel importante en la lucha contra varias enfermedades.
A día de hoy, la literatura científica sudafricana e internacional acumula un gran número de estudios científicos sobre los beneficios del rooibos. La evidencia obtenida hasta ahora se basa fundamentalmente en estudios in vitro y sobre animales que apuntan potenciales efectos beneficiosos para los humanos. Aquí puedes localizar estudios científicos concretos sobre el rooibos.
En un estudio sobre ratas, el rooibos demostró propiedades para proteger el cerebro de estas contra el daño producido por el estrés oxidativo. Esto podría significar aplicaciones de compuestos derivados de esta planta para el tratamiento del Alzheimer.
Los radicales libres son conocidos por su capacidad para dañar el ADN de las células y provocar cáncer. También reaccionan con el colesterol, provocando la obstrucción de los vasos sanguíneos y, en última instancia, afecciones cardiovasculares. El rooibos es rico en polifenoles, unos compuestos producidos por la plantas. La compleja mezcla de polifenoles del rooibos puede ayudar a neutralizar estos radicales libres y limitar las enfermedades asociadas.
El rooibos también tiene aplicaciones en el campo de la belleza. La infusión tibia puede ser usada para aliviar los ojos cansados y enrojecidos o como tónico refrescante para la piel. La infusión también da brillo a los cabellos oscuros si se usa para aclararse después del lavado.
La medicina tradicional sudafricana refiere las propiedades del rooibos para eliminar los cólicos de los bebés, restañar heridas y tratar la piel. Un remedio popular sudafricano contra el acné mezcla rooibos con vinagre de sidra y un poco de avena para hacer una pasta que se aplica sobre la piel.
El rooibos se consume en dos modalidades distintas. El más común comercialmente, y conocido simplemente como rooibos, es el que pasa por un proceso de oxidación. Este proceso produce el distintivo color marrón rojizo y su característico sabor.
El rooibos es famoso por su sabor dulzón que recuerda al té de hibisco. Dependiendo de la duración del proceso de oxidación, su infusión puede tener aromas florales, amaderados o incluso ahumados.
Otra variedad es el llamado rooibos verde. Este no pasa por el proceso de oxidación, simplemente es secado al sol de una forma similar al té verde. Su proceso de elaboración es más exigente y, por eso, suele ser más caro que el rooibos tradicional. Tiene una composición más elevada en antioxidantes y su infusión es amarillenta en vez de rojiza.
El rooibos verde tiene sabores herbáceos y malteados y una infusión de cuerpo potente.
La combinación de algo dulce con vainilla resulta siempre ganadora. Los preparados de rooibos aromatizado con vainilla son habituales y de los más vendidos en supermercados.
El sabor naturalmente dulzón del rooibos combina de forma excelente con la aromática vainilla.
Para los amantes de los aromas cítricos, la combinación de rooibos y naranja es perfecta. Siguiendo en esta línea, también es posible encontrar rooibos aromatizado con limón o incluso con bergamota, lo que vendría a ser una versión a partir de rooibos y, por tanto, sin cafeína del famoso té inglés Earl Grey.
La canela es de esas especias que solemos asociar con lo dulce. El rooibos con canela resulta una infusión muy reconfortante y aromática, ideal para días fríos. Una mezcla buenísima y que no te quitará el sueño.
La capacidad del rooibos para absorber aromas lo haces susceptible de combinaciones valientes. Tomando como ejemplo el té chai, el rooibos chai añade especias como jengibre, cardamomo, clavo, anís y muchas otras para crear una infusión tremendamente aromática, muy sabrosa y sin ningún elemento excitante.
El nombre científico del arbusto del rooibos, que significa literalmente arbusto rojo en afrikaans, es Aspalathus linearis.
Se trata de una planta de la família de las leguminosas que crece en la zona montañosa de las fynbos sudafricanas. Esta región tiene un clima caracterizado por grandes contrastes, con veranos áridos y calurosos e inviernos con abundantes precipitaciones.
Las plantas alcanzan los dos metros y florecen cada primavera con una flor amarilla que produce una pequeña legumbre que contiene la semilla.
Los arbustos tardan 18 meses en crecer lo suficiente para ser recolectados. La estación de recolección es el verano. Durante la cosecha, se cortan a mano sus tallos y se machacan levemente por medios mecánicos para facilitar el proceso de oxidación. Procesos de oxidación más largos consiguen sabores más dulces e infusiones más rojas.
El rooibos se cultiva en la región sudafricana de Cederberg, una zona montañosa en la provincia Cabo Occidental con veranos secos y calientes e inviernos fríos y húmedos.
Los colonos holandeses empezaron a beber rooibos imitando a los habitantes locales cerca del 1770. Buscaban un reemplazo para el té negro, un lujo de precios prohibitivos que debía ser importado desde Europa.
La gente de la zona tenía la costumbre de dejar secar al sol el rooibos después de machacarlo levemente. En 1900, Benjamin Ginsberg, un inmigrante y emprendedor, proveniente de una familia relacionada con la elaboración de tés, aplicó a la elaboración del rooibos técnicas tradicionales relacionadas con el mundo de los tés.
Hasta 1930, el cultivo del rooibos había resultado prácticamente imposible, ya que no se lograba que las semillas recolectadas germinasen adecuadamente. El botánico Pieter Le Fras Nortier logró solucionar este problema y es considerado una figura fundamental para la historia de la elaboración del rooibos.
El consumo de rooibos se popularizó durante la Segunda Guerra Mundial debido a la escasez de té y ha continuado firme hasta nuestros días.
Sudáfrica produce anualmente 14.000 toneladas de rooibos, la mayoría destinadas a la exportación.
La popularidad y el consumo de rooibos en el mundo no ha cesado de crecer durante los últimos años. Los principales países importadores de rooibos son Alemania, Holanda, Japón, Reino Unido y los Estados Unidos.
La calidad del rooibos se mide por la relación entre hojas y tallos que forman parte de la base de la infusión, de forma similar al té. Una mayor cantidad de hojas consigue una infusión más oscura, de sabor más intenso.
Los rooibos de mayor calidad suelen ser destinados a la exportación.
El rooibos es un ingrediente versátil. Su base de sabor dulce se adapta a multitud de situaciones y su popularidad lo ha llevado mucho más allá del mundo de las infusiones.
El rooibos puede ser combinado con otras hierbas para crear tisanas. Puedes encontrar fácilmente combinaciones como rooibos con vainilla, con albahaca, con canela y naranja, con fresas y con un largo etcétera de sabores.
También es habitual consumir el rooibos frío y con hielo, combinado con sabores frutales como la piña, la manzana o el limón. Ideal para el verano.
El rooibos también se consume en formatos innovadores. En establecimientos sofisticados puedes optar por sustituir el café de tu capuccino o café con leche por rooibos. Desde hace poco se comercializa una versión de rooibos espresso, aunque todavía no es demasiado conocida en España.
Resulta todavía más original el uso del rooibos en la cocina. La gastronomía sudafricana ha potenciado su uso como un ingrediente propio y de proximidad. Se han generado recetas tan interesantes como estofados con rooibos, legumbres con rooibos, salsas para marinar, postres o incluso cocktails con rooibos.
El rooibos es una decisión excelente tanto en verano como en invierno. Su sabor es delicioso tanto en las reconfortantes infusiones como en las refrescantes bebidas con hielo.
Se puede decir que el rooibos es una infusión poco delicada. Una vez hecho, puedes conservar la infusión por semanas en la nevera sin que ésto afecte a su sabor. También puedes volverlo a calentar sin problemas, a diferencia de algunos tés, no desarrollará sabores amargos.
Cantidades
Si estás usando rooibos a granel, querrás usar cantidades cercanas a las dos cucharaditas de té por cada taza de agua.
Temperatura del agua
Usa agua hirviendo. No te preocupes, 100ºC.
Tiempos
Deja reposar el rooibos unos 5 minutos.
¡Y eso es todo! El rooibos combina bien con un chorrito de leche y puedes endulzarlo un poquito más con miel o azúcar.
Añade el rooibos a tu lista de infusiones para descubrir nuevos sabores y tener un plan B para esos días en que hayas tomado demasiada teína.
Apasionada por los temas relacionados con la gastronomía y la salud. Me encanta la montaña, correr, la vida activa y mis gatos.