El mate es una de las infusiones más bebidas en el sur de América, especialmente en Argentina, Paraguay y Uruguay. Se prepara con la yerba mate, una planta que cuenta con numerosos beneficios para la salud. Sin embargo, el mate es mucho más que una bebida.
En Sudamérica, el mate es una tradición: la tradición de compartir, de dar espacio para que una persona hable y otra escuche. Es incluso el paso de la niñez a la madurez. Se dice que cuando un adolescente siente por primera vez la necesidad de prepararse un mate estando solo en casa, ha entrado en la adultez.
Como ves, el mate no es un simple infusión, es parte viva de la cultura y como tal, implica raíces y alas, todo a la vez. El mate ancla a sus consumidores a la tradición y a la vez evoluciona con ellos.
Tomar mate no es nuevo en el sur de América. Cuenta la historia que fueron los pueblos guaraníes los primeros en preparar esta infusión en una calabaza vacía para calmar la sed, frente a los calores a los que estaban expuestos. La práctica era totalmente desconocida por los colonizadores, quienes la denominaron “hierba del demonio”. Como puedes imaginarte, ninguno de ellos quería probarla, es más: consideraban que beber mate era de haraganes debido a la cantidad de tiempo que se perdía.
Las leyendas sobre el mate en la época antigua son muchas. Algunos historiadores señalan que los indígenas llevaban consigo en el cinturón de un lado un cuchillo y del otro, una bolsa con yerba mate. Otros señalan que al morir una persona, cultivaban sobre su tumba esta hierba. La realidad es que la historia del mate contiene muchas historias sorprendentes, aunque muchas de ellas no confirmadas.
Lo único que puede afirmarse es que, a día de hoy, es una de las bebidas más consumidas de Sudamérica (1).
Para preparar mate no se necesitan demasiados implementos, aunque algunos de ellos pueden resultar curiosos para quienes no están acostumbrados a ellos.
El mate, también llamado porongo o poro, es tradicionalmente de calabaza, aunque también existe en versiones hechas en pezuña o cuerno de animal, metal (uno de los más comunes para el mate de cada día en los hogares argentinos), vidrio y cerámica, la opción más moderna y preferida por los fashionistas debido a su enorme cantidad de decoraciones.
Los tamaños y formatos son muy variados, existiendo mates de boca ancha o delgada, redondos, ovalados, más grandes arriba y más pequeños debajo… Hay tantos mates como gustos personales.
La bombilla es fundamental para tomar el mate, sin ella es imposible disfrutar de la infusión.
También existen diferentes variedades pero casi siempre son de metal (las hay también de plástico y cerámica aunque casi no se usan).
La famosa pava es el recipiente que se usa para calentar el agua. Si bien la modernidad ha traído aparejada la creación de jarras eléctricas con regulador para el agua del mate, muchas personas prefieren calentar el agua a la vieja usanza utilizando una pava tradicional, de formato redondo.
El termo suele utilizarse durante los desplazamientos, por ejemplo para beber mate en un picnic, aunque también se usa en casa para mantener el agua a la temperatura óptima.
La yerba mate es la hierba a infusionar y aquí suele haber bastante discusión sobre cuál es la mejor. Cada bebedor tiene su opinión y cada país se disputa el título de rey de la yerba.
¿La realidad? Hay una yerba para cada paladar.
Otra discusión interminable: los puristas del mate sostienen que el mate debe beberse amargo para apreciar sus taninos y el verdadero sabor de la infusión. Sin embargo, algunas personas lo endulzan ya sea con azúcar o con algún otro edulcorante.
En algunas partes, incluso, se agregan cáscaras de naranja o limón, o hierbas para darle un toque diferente. En Paraguay y el noreste argentino, por ejemplo, se bebe esta infusión cebada con zumo de naranja frío y se conoce con el nombre de tereré.
Al respecto existen tantas opiniones como personas. De hecho, en cada país se ceba un poco diferente e incluso, dentro del mismo territorio, hay diferentes técnicas. No es lo mismo cebar un mate en Buenos Aires que en el campo de Argentina o en Uruguay. ¿Un dato curioso? En Uruguay es normal ver a las personas caminando con un termo bajo el brazo y cebando mate de un lado a otro, ¡aún cuando montan en bicicleta!
Si bien darte consejos para preparar el mate perfecto es una misión imposible, porque siempre habrá alguien que criticará la técnica y sostendrá que “puede mejorarse”, haremos lo posible.
Un truco: Es habitual ver a quien no está acostumbrado a tomar bebe, remover la bombilla. No lo hagas. Esto mojará la yerba y acortará su vida útil, además de correr el riesgo de tapar la bombilla.
Lo adelantamos al iniciar este artículo: el mate es mucho más que una infusión. Si bien muchas personas lo beben solos, sobre todo por la mañana o por la tarde, es normal ver gente reunida (familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudios) compartiendo una ronda de mates.
El mate es una excusa para compartir no solamente una infusión sino también un momento de catarsis. La ronda de mate da tiempo para hablar. También nos obliga a tener paciencia pues, al haber solamente un recipiente, deberemos esperar nuestro turno y hay que admitir que algunas personas gustan de “hacer hablar al mate” (jerga que significa: beberlo tan despacio que parece que quisieran enseñarle a hacer algo que no puede). Y por último, nos obliga a agradecer. Decir gracias cuando alguien te convida un mate significa que será el último que beberás, es decir que “no quieres más”.
Si algún día visitas algún país con cultura matera y te invitan a beber un mate, no lo rechaces. Es parte de tu bienvenida, verás qué felices haces a quienes lo convidan al aceptarlo. ¿Un consejo? Si lo bebes con azúcar, te chocará menos su sabor (un poco amargo hasta que te acostumbras).
Redactora creativa todoterreno y mamá por tres. Disfruto leyendo y escribiendo desde artículos hasta novelas. Me apasiona viajar y pasar tiempo soñando despierta con mis peques. Amante del mate y el té.