Hay iniciativas que sorprenden y enamoran por su naturaleza. Es el caso de Josenea, una asociación con un proyecto en el que el cultivo ecológico de plantas medicinales se convierte en una palanca para el desarrollo social y empresarial del territorio.
Hoy entrevistamos a Jesús Cía, su Director Gerente, que nos cuenta cómo han conseguido aunar todas estas corrientes y convertir Josenea en un modelo de éxito.
Josenea no es un proyecto empresarial al uso. ¿Cómo lo describirías?
Es básicamente un proyecto social. Trabajamos con personas que están en riesgo de exclusión para crear con ellas un espacio que les pueda suponer una vía de entrada fácil al mundo laboral.
Básicamente, ofrecemos a personas de entre 16 y 65 años la posibilidad de trabajar con nosotros, desarrollando actividades adaptadas a su situación, durante un periodo máximo de 3 años. El objetivo es que aprovechen este tiempo para formarse y reinsertarse en un entorno laboral que, de algún modo o por algún motivo, les había cerrado el paso.
Al acabar este tiempo, más o menos el 75% de ellos consiguen normalizar su situación.
Cuéntanos cómo nació el proyecto.
Pues decidimos montar la asociación y a partir de ahí constituimos la empresa. Decidimos establecernos en una zona rural, de lo que hoy en día se llama “España vaciada”. Creímos que en ese entorno es donde más falta hacíamos, ya que no había apenas servicios.
Tenemos una finca de 129.000 m² en la localidad de Bordablanca en Lumbier, Navarra.
A partir de la elección de la zona, llegó la decisión de desarrollar una actividad que se adaptase a ella.
¿Así llegasteis a la idea de producir infusiones?
Sí. Propiamente, al mundo de las infusiones llegamos a través del CEIN de Navarra, una organización que ayuda a emprendedores a crear su propia empresa.
En esa época ofrecía un curso para cultivar plantas medicinales en zonas rurales destinado a mujeres. Me interesó, me admitieron y me ayudaron a crear un plan de negocio para empezar. Esto fue por allá en 2002.
El mundo del campo es difícil, pero puede ser rentable, hablando de extensiones pequeñas, siempre y cuando tu mismo te encargues de la transformación de las plantas que cultivas.
¿La producción ecológica fue una apuesta inicial o comenzó después? ¿Qué os motivó a emprender este camino?
En un estudio de mercado que realizamos descubrimos que las plantas medicinales que existían en el mercado eran de bastante mala calidad.
España es un país privilegiado para su cultivo, pero hacía muchos años que se había abandonado. Todo venía de fuera: Egipto, Marruecos, Bulgaria, India... En el pasado se habían cultivado multitud de plantas en España, pero habíamos pasado de ser un país de cultivadores a uno de envasadores.
Creímos que se podía competir eligiendo la calidad como planteamiento y en ese concepto de calidad, para nosotros, va muy ligada la producción ecológica. Ésta comenzó con el proyecto, desde el principio. La verdad es que nos cuesta entender que se haga de otra manera. No nos parece que tenga mucho sentido que en una planta que se utiliza como algo curativo se añadan productos químicos que son “veneno”.
Así empezamos y así seguimos. A día de hoy, te diría que nuestras plantas son de las de mayor calidad del mercado.
Por cierto, hemos leído que lleváis lo de la producción ecológica bastante lejos, ¿Qué impacto tiene esto en vuestra producción?
Pues sí. Los secaderos son solares, con calderas de biomasa, la electricidad la producimos nosotros, también. Nos abastecemos con placas solares y autogeneradores. ¡Tenemos todo un montaje ahí que no veas!
Ha sido muy divertido hacerlo y muy gratificante, lo hemos hecho desde 0 con nuestro equipo.
¿Es España un país donde se consuman muchas infusiones? ¿Cómo ves el mercado?
En España, hasta no hace tanto, el tema de las infusiones las llevaban los que les vendían el café a los del bar. Con el pedido de café, ¡te regalaban las infusiones! Es una muestra clara de la importancia que se daba a este tema.
La verdad es que existe todavía poca de esa cultura de la infusión. Básicamente se bebe vino, se bebe cerveza y se bebe café. Nosotros, nos hemos esforzado en promover ese tema. Existen muchos motivos relacionados con la salud que lo apoyan, además.
Sí que es cierto que se aprecia un cambio en el mercado en este aspecto. Las infusiones van ocupando un lugar. El perfil del consumidor tipo está cambiando. En los últimos años, las nuevas generaciones se han acercado al mundo de las infusiones gracias a unos sabores más innovadores y sobre todo porque se han convertido en un verdadero producto de moda, gracias a la difusión en las redes sociales y en ciertos perfiles de deportistas.
Vuestro proyecto se distingue también por incorporar una visión para el desarrollo local. ¿Qué ventajas tiene levantar un proyecto desde una zona como Lumbier?
Estamos en un sitio absolutamente privilegiado,hablo en general pero también para nuestra actividad. La selva de Irati, prácticamente de la misma extensión que la Selva Negra es una de las mayores zonas forestales que existen en Europa y de las mejor conservadas. En Europa cuesta encontrar sitios tan vírgenes.
Es un lugar muy especial, con mucha agua. Nos encontramos en un paraje natural impresionante, donde aprovechamos el agua del río Irati para regar nuestra plantación. El clima es muy duro con inviernos muy fríos y veranos muy cálidos, pero resulta curioso saber que esto es muy propicio para el crecimiento de las plantas, que de esta manera pueden generar una mejor calidad de principios activos y aromáticos.
¿Cuáles son vuestros principales cultivos a día de hoy?
Hemos tenido hasta casi 60 variedades distintas de plantas creciendo en nuestra finca. Cultivamos árboles, setos, arbustos… todo lo que hay en la finca tiene una vertiente medicinal.
Ahora mismo tenemos 5 o 6 tipos de menta, poleos, salvias, equináceas, malvaviscos, espino blanco, ciprés… ¡un poco de todo! No tenemos una gran producción de ninguna de ellas, buscamos la variedad.
También, por supuesto, hay plantas que no podemos cultivar en nuestra zona, como por ejemplo el té, que usamo en algunas de nuestras infusiones.
Cierto, incorporáis té en varias de vuestras mezclas. ¿De dónde lo conseguís?
El té que usamos es de producción ecológica y cuenta con las garantías correspondientes. Lo adquirimos a través de intermediarios, normalmente holandeses o alemanes. Con nuestro volumen, cuesta dirigirse directamente a productores en China u otros países.
Tenemos algún precedente de cultivo de té en España. ¿Habéis estudiado el cultivo de té en la zona?
Pues sí. En la península ibérica coinciden diferentes tipos de climas, hecho que permite el desarrollo de una variedad impresionante de plantas.
Los tés, en concreto, necesitan un clima tropical húmedo y aunque sabemos de algunos experimentos que se han llevado a cabo en el norte de Navarra o en Galicia, nuestra situación geográfica probablemente no favorecería este tipo de cultivo.
Organizáis visitas guiadas a vuestros cultivos e incluso catas de infusiones. ¿Qué tal ha acogido esta iniciativa la gente?
Pues la verdad es que muy bien. Nuestra transparencia, representa sin duda una de las herramientas más eficaces para dar a conocer nuestra historia y nuestro proyecto social. Particulares, profesionales, médicos, terapeutas... ya son más de 25.000 personas las que han visitado nuestra finca Bordablanca y nuestra recomendación es aprovechar la temporada veraniega para conocer las diferentes plantas en todo su esplendor.
Ponéis en relevancia el uso de multitud de plantas como remedios naturales. ¿Cómo está este tema en España?
En España se sabía mucho de plantas. La gente las usaba particularmente en los lugares donde los médicos no llegaban. En Navarra, por ejemplo, hay cantidad de pueblos que cada invierno se quedaban aislados meses enteros por la nieve.
Cada pueblo tenía su curandera y, prácticamente, una cultura propia de uso de las plantas. Todo esto se vino abajo con la cultura de curarlo todo con una pastilla y ha habido un resurgimiento, una vuelta a lo natural, en los últimos años.
Otros países, sin embargo, tienen esa costumbre de tomar infusiones mucho más desarrollada que España. Los ingleses, por ejemplo, que son un pueblo que ha estado en muchos sitios, adoptaron de esos lugares la costumbre de tomar té cada día. El té es un depurativo, beber una infusión a dos al día es sano. Es algo que debería estar en la dieta de todos.
Hay tantas plantas a las que no se les saca partido. El romero, por ejemplo, es el ginseng español. Es una planta tremendamente energizante. Hay muchas plantas que nos podrían ayudar mucho y se conocen poco.
Actualmente estamos siendo testigos de un nuevo auge de los productos naturales que en ciertos casos incluso ha llegado a convertirse en un problema, porque muchos consumidores confunden la palabra natural con innocuo. No hay que olvidar que todo el conocimiento farmacéutico actual procede de la misma naturaleza y no hay que dar por hecho que un elemento, por su procedencia natural, sea realmente beneficioso para el ser humano.
Las infusiones de por sí, siempre han sido un remedio casero para diferentes tipos de problemáticas diarias y ahora, gracias a nuevos sabores y conceptos, los consumidores se han vuelto a acercar a este tipo de opción terapéutica coadyuvante.
¿Cómo os asesoráis?
Colaboramos con expertos. Antonio Vega, por ejemplo, uno de los biólogos y farmacéuticos más reconocidos en el panorama nacional y también asociado de Josenea. También colaboramos muchísimo con su laboratorio.
¿Cuáles son vuestros productos estrella?
Pues te diría que las mezclas funcionales de plantas. Tenemos productos enfocados a resolver problemas digestivos, mezclas depurativas, relajantes...
Uno de nuestros productos estrella, sin duda, es nuestra infusión de anís, menta y regaliz, que es un digestivo muy sabroso y muy rico. También tenemos una de hinojo, manzanilla y estevia (de la de verdad,¡nada de extractos!) con la que obtuvimos un premio en Londres, que tiene mucho éxito.
¿Cómo veis el futuro? ¿Hacia dónde se dirige la empresa?
Pues hace ya un tiempo que vendemos fuera de España, por ejemplo en Arabia Saudita, Taiwán, China, Japón. Son países en los que aprecian la calidad.
En España, por lo que hemos comentado antes, todavía cuesta dar ese valor a las infusiones. Trabajamos mucho con el sector de la hostelería, que cuida el producto.
Nuestra intención es continuar con la internacionalización. Nos interesan sitios especiales, que den valor al producto. Por ejemplo los países asiáticos, donde hay una gran cultura en este ámbito y buscan plantas que ellos no cultivan. También vemos una gran oportunidad en Canadá y Estados Unidos.
Nuestro objetivo no es trabajar con grandes volúmenes, ya que la calidad se vería perjudicada.
Otra vía de crecimiento muy interesante es profundizar en el mundo de las farmacias. Creemos que debería crecer ese componente natural en los tratamientos. Todo el tema de la herboristería era algo totalmente suyo, de las farmacias, pero lo abandonaron. Ahora quieren recuperarlo. Tenemos muchas visitas de médicos y farmacéuticos a nuestra finca, el tema les interesa mucho.
El proyecto social seguirá siendo el eje principal de nuestra actividad, para seguir garantizando una segunda oportunidad a todas aquellas personas que más complicado lo han tenido en la vida.
Apasionada por los temas relacionados con la gastronomía y la salud. Me encanta la montaña, correr, la vida activa y mis gatos.