Se puede decir que las bolsas de té no gozan de una fama excelente en ciertos ámbitos del mundo del té. Si no es la primera vez que nos estás leyendo, seguramente recordarás nuestras recomendaciones para evitarlas y decantarte por el té a granel si andas buscando calidad.
Sin embargo, las bolsas de té tienen sus beneficios y forman una parte inseparable de la industria del té. Son cómodas, fáciles de conseguir y, en definitiva, el método usado por muchísimas personas para preparar sus infusiones.
En este artículo, analizamos a las viejas y conocidas bolsas de té y las comparamos con la opción de conseguir un buen té a granel.
Colocar una bolsa de té en nuestra taza y luego agua caliente se ha convertido en una acción casi inconsciente a la que ya ni prestamos atención pero, ¿cuándo apareció la primera?
Como suele suceder en estos casos, la historia alrededor de las bolsitas de té es inconsistente y varias personas se disputan su creación. Algunos historiadores sostienen que la primera bolsa para infusionar té de manera individual fue patentada por Roberta C. Lawson y Mary Molaren alrededor del 1900 en Milwaukee, Estados Unidos.
Sin embargo, también circula la historia que señala a Thomas Sullivan, un famoso importador americano, como el creador de este invento. En este caso, se trataría de una invención totalmente casual ya que Sullivan habría enviado muestras con tés de distintas variedades en pequeñas bolsas que fueron infusionadas por error por los clientes. Tanto les gustó la nueva manera de hacer té que solicitaron más bolsitas y así nació uno de los inventos más famosos del siglo.
¿Una curiosidad? Mientras las bolsas de té eran adoptadas en diferentes países del mundo con entusiasmo, en el Reino Unido, cuna de notables mezclas inglesas de té, no se volvieron populares hasta la década del 50.
De cualquier manera, haya sido una idea brillante que luego se convirtió en un enorme negocio o un simple golpe de suerte, la realidad es que hoy en día no podemos imaginarnos sin las bolsas de té, un producto que por su comodidad se encuentra en casi todos los hogares.
Los más puristas sostienen que no hay nada como comprar té a granel. Otros esgrimen la innegable comodidad de las bolsas de té y dicen que su sabor es bueno si compras las adecuadas.
A continuación analizamos punto por punto las principales diferencias entre ambos formatos para zanjar preguntas clásicas relacionados con la calidad del té, su conservación y, en definitiva, su disfrute desde todas las perspectivas.
Los conocedores del té sostienen que es fácil detectar las diferencias de calidad entre las hojas compradas a granel y las bolsas. ¿Cómo puede ser eso? Para entenderlo tenemos que adentrarnos un poco en el proceso de elaboración del té.
En el mundo del té, un indicador de calidad fundamental es el tipo de hojas usadas y su entereza. Los tés de mayor calidad suelen usar únicamente los brotes principales del arbusto del té y vigilan mucho que no estén deteriorados de ninguna forma.
El motivo es simple, cuando las hojas se deterioran, sus aceites esenciales comienzan a perderse. Esto hace que los sabores naturales del té cambien y desaparezcan.
Durante el proceso de elaboración de la mayor parte de tés, las hojas pasan por varios procesos mecánicos (por ejemplo para enrollarlas). Esto es muy habitual, por ejemplo, en la elaboración de tés negros y provoca que se creen residuos como trozos de hoja de distintos tamaños e incluso polvo de té.
No es que las bolsas de té incorporen necesariamente estos subproductos, pero sí suponen una excelente forma de aprovecharlos. Existen muchas calidades de bolsas de té y merece la pena destacar que existen algunas cuyo contenido es de hojas enteras, aunque son realmente una excepción.
Si hacemos un símil tonto con comida, las bolsas de té podrían considerarse hamburguesas o croquetas. El carnicero puede usarlas para aprovechar trozos de carne que, de otra manera, no vendería.
Como has visto, el té es un material delicado. Multitud de pequeños factores afectan a como se desarrollan sus sabores durante su infusión.
No solamente la entereza de las hojas afecta al sabor, sino también el medio de infusión. Al utilizar té a granel, infusionamos hojas directamente en agua, permitiéndoles que se abran lentamente y que el agua pase a través de ellas extrayendo sus propiedades, aroma y sabor.
En cambio, al infusionar una bolsa, el té que está dentro no tiene movilidad, se encuentra comprimido y apelmazado. Por este motivo, aún usando bolsas de té con una excelente materia prima a base de hojas enteras, los expertos consideran que el sabor no se desarrollará de forma correcta, al no contar las hojas con suficiente espacio para liberar su sabor.
En caso de utilizar bolsas de té, te recomendamos optar por las piramidales que brindan más espacio al té para moverse y permiten una mejor extracción de sabores y aromas.
Más allá de las diferencias comentadas anteriormente, merece la pena destacar que un estudio del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) descubrió que al infusionar la mayoría de variantes de bolsas de té disponibles en el mercado, se desprenden pequeñas partículas de plástico. Los famosos microplásticos.
Estos residuos son negativos para el medio ambiente y potencialmente peligrosos para la salud humana. En los últimos años diferentes investigaciones han señalado que el consumo humano de estas partículas tanto en la comida como en las bebidas podría tener consecuencias negativas para la salud.
La Organización Mundial de la Salud, incluso, solicitó un tratamiento urgente del plástico para revertir esa tendencia y proteger la salud humana así como también la naturaleza.
Este aspecto es difícil de comparar, ya que intervienen factores relacionados con el empaquetado con el que compramos o en el que conservamos el té.
Las bolsas de té, a menudo vienen empaquetadas en sobres individuales de plástico dentro de la caja. Aunque esto favorece su conservación, es muy, muy poco ecológico, ¿no te parece?
El té a granel, adecuadamente conservado, puede durarte mucho tiempo.
La mejor manera de proteger las hojas es guardarlas en un frasco de vidrio o una lata en un lugar protegido de la luz, la humedad y los olores fuertes. Recuerda que dependiendo de la variedad del té, cambiará su durabilidad. Siempre observa el color de las hojas antes de infusionarlas para asegurarte de que están en perfectas condiciones y el sabor final no se vea afectado.
Infusionar una bolsa de té es sumamente cómodo, nadie puede discutir esto. Nos ahorra tiempo y preocupaciones. Tan solo debemos prestar atención a la temperatura del agua para evitar afectar el sabor del té y ¡leer la etiqueta de la bolsa!
A diferencia de lo que sucede cuando compramos a granel, en ningún momento es necesario que pesemos las hojas de té ni que investiguemos el tiempo adecuado de infusión. ¡Viene todo listo! En una sociedad donde la inmediatez es recompensada, es sencillo entender el éxito de las bolsas de té.
Por otra parte, tampoco es necesario preocuparse por su conservación. Todos sabemos que las bolsas de té no necesitan ningún tratamiento especial para mantenerse en buenas condiciones, mientras que las hojas de té deben ser cuidadas y protegidas para no echarse a perder.
Las opciones de té a granel en los supermercados son todavía muy minoritarias. En cambio, hay una extensa variedad de té en bolsas.
Por eso, es mucho más fácil acceder al té en bolsas en nuestra compra habitual en un supermercado. Para conseguir té a granel continúa siendo necesario ir a una tienda especializada, en nuestra ciudad o online.
¿Qué te vamos a decir? Todo el equipo de Infusionismo prefiere, siempre que puede, usar té a granel para preparar sus infusiones.
Por supuesto, si somos sinceros, en nuestra alacena siempre tenemos también cajas con sobres de té. Son muy prácticas si no te apetece preparar una tetera o si hay que llevarselas a alguna parte.
En definitiva, nosotros escogemos, siempre que podemos, el té a granel pero la vida a veces es complicada y, a veces, una bolsa de té puede hacer la más fácil.
Fuentes:
Redactora creativa todoterreno y mamá por tres. Disfruto leyendo y escribiendo desde artículos hasta novelas. Me apasiona viajar y pasar tiempo soñando despierta con mis peques. Amante del mate y el té.