El té blanco no es tan popular en Occidente como otras variedades como el negro, rojo o verde, pero es una infusión muy conocida y apreciada en China.
El té blanco es uno de los tés más naturales que existen. Con esto nos referimos a que su proceso de elaboración es sumamente sencillo, cosa que consigue que el té mantenga las propiedades originales de las hojas del té intactas y un gusto delicado, fresco y natural.
El té blanco se elabora recolectando y secando las hojas de la Camellia sinensis, la planta del té. En este proceso, además, se seleccionan únicamente los cogollos más tiernos de la planta. Esto varía en función del tipo y calidad de té blanco, pero habitualmente la materia prima se limita a brotes de hojas todavía cerrados y pequeñas hojas recién abiertas.
Los pelillos blancos vegetales que recubren los brotes tiernos son una seña de identidad del té, y es habitual encontrarlos en las infusiones de los tés de más calidad.
La clave de las propiedades para la salud del té blanco es su leve proceso de oxidación.
Durante los procesos de oxidación, las catequinas, unos antioxidantes presentes de forma natural en las hojas de té, se degradan y pierden su potencia.
Mientras que la mayoría de tés pasan por procesos en que las hojas se dejan oxidar durante cierto tiempo, cuando se elabora té blanco, su proceso de oxidación se detiene justo después de su cosecha.
Esto se consigue por la acción del calor, normalmente vapor, aunque a veces también se tuesta sobre una especie de sartén.
Con esto, se asegura que la concentración de catequinas en los tés blancos sea mayor que en otras variedades más oxidadas como el verde o el negro.
Los antioxidantes son sustancias que protegen a nuestras células del efecto dañino de los radicales libres y del estrés oxidativo. La investigación científica actual sugiere que una dieta alta en antioxidantes está asociada con un riesgo menor de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras afecciones.
Las frutas, las verduras y el té son una fuente excelente de antioxidantes.
Todos los tés se producen a partir de la misma planta, pero sus propiedades para la salud (y también para el paladar) varían en función de dos factores fundamentales: el territorio de cultivo y su proceso de elaboración.
El tipo y el modo de recolección de las hojas, si estas se enrollan, aplastan o tuestan, el tiempo de secado... Todos estos pasos hacen que el sabor y las propiedades de un té negro sean totalmente diferentes que las de un té blanco.
Los procesos de elaboración que conllevan métodos más “agresivos” que afectan a la integridad de la hoja (aplastado, machaque…), la tuestan o la someten a procesos largos de oxidación afectan también a la composición de cada té. La concentración de antioxidantes disminuye, y con ella sus efectos beneficiosos para nuestra salud.
El proceso de elaboración del té blanco es totalmente minimalista: se recolectan las hojas (que además son las más selectas de la planta) y se secan bajo el sol. Esto consigue que la concentración de antioxidantes se mantenga al máximo y convierte al té blanco en una fuente riquísima de estas sustancias beneficiosas para nuestra salud.
El té verde es probablemente uno de los tés más famosos por su beneficios para la salud. Como sabes, en esto juega un papel importante la concentración de antioxidantes presentes en el té.
La cantidad de antioxidantes disminuye en función del tiempo de oxidación al que se somete el té para su elaboración.
El té verde es un té que pasa por un proceso de oxidación bajo comparándolo con otras variedades como el té negro. De ahí su fama (totalmente merecida) de ser una gran fuente de antioxidantes.
Ahora bien, si lo comparamos con el té blanco, la cosa cambia. El té blanco pasa por un proceso de oxidación todavía más breve, por lo que su concentración de antioxidantes es todavía mayor.
De este modo, el té blanco sí sería mejor que el verde si lo juzgamos en base al aporte de antioxidantes que puede suponer para nuestra dieta. Por supuesto, existen más parámetros para juzgar y no solo relativos a la salud, también importa un factor más subjetivo, que es el sabor, ¿no?
Te recomendamos que no te obsesiones. Cualquier tipo de té supondrá un aporte de antioxidantes a tu dieta que beneficiará a tu salud. Lo importante, por lo tanto, es beber té.
El mercado ofrece varios tipos de té blanco. China produce la mayor parte de ellos, pero es cierto que existen variedades con gustos sorprendentes en India, Nepal, Tailandia y Sri Lanka. Las variedades de té blanco más conocidas y consideradas son las siguientes.
Se trata sin duda del té blanco más conocido y apreciado. Es muy popular en China y a menudo puede encontrarse a precios prohibitivos.
Enseguida entenderás el nombre Aguja Plateada cuando veas el producto. Este té se elabora a partir de brotes sin abrir de una variedad de planta de té que produce unas hojas especialmente grandes. Una vez se secan los brotes, se asemejan a grandes agujas de color grisáceo.
Este té hará las delicias de los paladares con preferencia hacia los sabores suaves y delicados. El té aguja plateada produce una infusión dorado pálido, con aromas florales y gustos vegetales y frescos.
El té Peonía blanca se elabora no sólo con brotes, sino que se le añaden también hojas jóvenes, lo que refuerza el sabor de su infusión.
La infusión del Bai Mu Dan es dorada y con bastante cuerpo. Ofrece un aroma dulce, con toques de vegetación primaveral, crisantemo y peonía. Su perfil de sabor es intenso, siempre teniendo en cuenta que se trata de un té blanco, y sin astringencias.
El Bai Mu Dan se considera una excelente elección en cuanto a calidad/precio para un té blanco.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y proporciona una barrera contra la radiación UVA, los productos químicos, los microbios y los contaminantes físicos. Estos factores pueden contribuir al envejecimiento de la piel y a su inflamación, la cual se caracteriza por el daño oxidativo.
Algunos extractos de hierbas y productos naturales previenen o reducen el estrés oxidativo. La literatura científica contiene numerosos ejemplos del uso de las propiedades del té blanco para el tratamiento tópico de trastornos de la piel.
De hecho, el té blanco es habitualmente usado en productos comerciales para el cuidado de la piel y generalmente se promocionan por sus propiedades astringentes y antioxidantes.
El té blanco es conocido por su contenido en polifenoles y por su altas propiedades antioxidantes, junto con sus potenciales efectos antienvejecimiento mediante la inhibición de la colagenasa y la elastasa.
Enjuagarse la boca con té blanco es efectivo contra la formación de placa. Este estudio analizó las sus propiedades antibacterianas que inhiben el crecimiento de algunas de las principales bacterias implicadas en la formación de la placa dental.
Por otra parte, el té blanco contiene concentraciones significativas de fluoruro, efectivo en la prevención de caries. Los fluoruros se encuentran a menudo en los productos de higiene dental para reforzar el esmalte dental y hacer al diente más fuerte frente a las caries.
Existe una línea de investigación constante para determinar el potencial del consumo de té para prevenir el cáncer. A fecha de hoy, esta relación todavía no ha sido determinada con suficiente exactitud, pero existen numerosos estudios que siguen analizando este tema.
El té blanco es considerado la forma menos procesada de té y se han estudiado una serie de potentes bioactividades sobre él como antioxidante, antiinflamatorio, antimutagénico y anticancerígeno.
Este estudio de la Universidad china de Ningde demostró que el extracto de té blanco era efectivo para inhibir la proliferación de las células cancerosas induciendo muerte celular. Esto es interesante para abrir nuevas posibilidades de fabricación de medicamentos.
Este otro estudio de la Universidad de Windsor, en Canadá también apunta el potencial del extracto de té blanco para frenar el crecimiento tumoral y proponer alternativas menos tóxicas a las actuales terapias contra el cáncer.
En un proyecto de la Universidad Malaya de Selangor, se aprovechó el ácido gálico presente en el té blanco para mejorar compuestos anticancerígenos usados en el tratamiento de la enfermedad. En este proyecto científico se analizó su efectividad contra células cancerígenas de pulmón, mama y colon.
La investigación continúa para determinar la posible aplicación de compuestos relacionados con el té en el tratamiento del cáncer.
Multitud de factores inciden en la salud del corazón. Ejercer una actividad física habitual y moderada, llevar una dieta sana y equilibrada, no fumar y controlarse periódicamente son recomendaciones fundamentales.
Consumir té regularmente tiene beneficios en la prevención de enfermedades cardiovasculares al rebajar la presión arterial y controlar el nivel de lípidos en sangre.
Algunos estudios, como el de la Universidad de Souzhou, apuntan que las catequinas, un antioxidante presente en el té, podrían ayudar a reducir la presión arterial, mejorar la circulación y mitigar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
El té blanco es uno de los tés con más concentración de antioxidantes debido a su particular proceso de producción. Este estudio de la Universidad de Murcia destacó la capacidad del té blanco para moderar el estrés oxidativo agudo y los daños relacionados con él.
La incidencia de la diabetes sigue aumentando en la población de muchos países y se considera un problema importante de salud pública.
La posible asociación entre el consumo de té y la diabetes de tipo 2 se sigue estudiando. Por ahora, los resultados no son concluyentes.
El té contiene altas concentraciones de flavonoides. Éstos son compuestos de origen vegetal con propiedades muy apreciadas en medicina. Tienen efectos antimicrobianos, anticancerígenos, para la disminución del riesgo de enfermedades cardíacas y otros.
Los flavonoides de algunas plantas han demostrados ser eficaces en el tratamiento de la diabetes. Además de sus efectos antioxidantes, se están estudiando sus efectos sobre el metabolismo de carbohidratos.
Este estudio de la Universidad de Hanoi relacionó el consumo habitual de té con un riesgo menor de sufrir diabetes de tipo 2.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Beira, en Portugal, analizó el efecto del consumo de té blanco en un experimento con animales para entender mejor si este puede servir para mitigar las las fluctuaciones de la glucosa y al estrés oxidativo inducido por la hiperglucemia perjudiciales para el cerebro. El consumo diario de té blanco mejoró la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina. Los resultados, pues, sugirieron que se trata de un método barato, seguro y económico para prevenir los efectos de la diabetes sobre el cerebro.
El consumo de té se ha popularizado entre deportistas Las catequinas, tan abundantes en el té blanco, tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Además reducen el cortisol y relajan los vasos sanguíneos aumentando la capacidad de captación de glucosa por parte del músculo.
Este estudio japonés sugiere que las catequinas del té blanco son beneficiosas para la recuperación muscular.
Existen buenos motivos para que este té sea un ingrediente habitual en productos cosméticos. Las propiedades del té blanco derivan, en gran parte, de un componente llamado EGCG. Éste forma parte de los polifenoles, unos antioxidantes muy comunes en el té blanco debido a su proceso de elaboración.
El Departamento de Dermatología de la Universidad Nacional Médica de Seúl realizó un estudio cuyos resultados sugieren que este componente estimula el crecimiento del cabello.
Aunque existen numerosos estudios sobre cómo afecta el consumo de té verde al peso, este tipo de investigaciones todavía son relativamente escasas cuando se trata el té blanco.
Un estudio de la multinacional farmacéutica alemana Beiersdorf concluyó que el té blanco puede ayudar a perder peso, ya que aceleraría el metabolismo y permitiría absorber nutrientes de una forma más eficiente.
La L-teanina, presente en todos los tés, juega un papel importante en las propiedades del té blanco como bebida tonificante.
Este componente es famoso por sus efectos energizantes en el cuerpo humano. Al combinarse con la cafeína del té, hace que esta se absorba de forma más pausada.
De este modo, aunque pueda parecer contradictorio, el té promueve un estado de “alerta calmada”. Nos hace sentir despiertos pero también relajados.
No se han descrito por el momento efectos negativos derivados del consumo excesivo de té blanco más allá de lo siguiente.
Sí es cierto que el té contiene cafeína y, por lo tanto, un excesivo consumo puede llevarte a estados agitados, promover el insomnio, crear malestar gastrointestinal y mareos.
Evitar el consumo de cafeína es especialmente importante para las mujeres embarazadas o lactantes.
Beber té regularmente es una forma deliciosa de cuidar tu cuerpo con muy poco esfuerzo. Esperamos haberte dado unas cuantas razones de peso para probar el té blanco si no lo conoces.
El té blanco te aporta todos los beneficios habituales del consumo de té y puede ayudar a prevenir afecciones serias como el cáncer y la diabetes a la vez que te ayuda a mantener una piel, pelo y boca sanos y bonitos.
Aunque el té blanco no es tan popular como otras variedades, no te resultará especialmente difícil encontrarlo en herboristerías o tiendas especializadas en infusiones. Además, dispones de unas cuantas variedades con distintos sabores. ¡Esperamos que las disfrutes!
Apasionada por los temas relacionados con la gastronomía y la salud. Me encanta la montaña, correr, la vida activa y mis gatos.