El rooibos no se elabora a partir de la planta de té, nuestra conocida Camellia sinensis, sino a partir de un arbusto de origen sudafricano, el Aspalathus linearis. Si bien en afrikáans su nombre se traduciría como “arbusto rojo” no debemos confundir al rooibos con el té rojo ya que, básicamente, el rooibos no es un té.
Aunque el rooibos se utiliza para preparar una infusión y a menudo se pide como “té rooibos”, se trata de un tisana con un agradable sabor dulce y afrutado.
El rooibos se ha hecho célebre por tratarse de una tisana que no contiene la cafeína habitual en el mundo de los tés. Resulta ideal para aquellos que desean reducir el consumo de esta sustancia o para aquellas personas que, por algún motivo, desean evitarlo totalmente (las embarazadas, por ejemplo).
Si padeces de anemia, es probable que el médico te haya recomendado bajar la ingesta de té. Esto se debe a que los taninos podrían llegar a interferir en la absorción del hierro (1), pudiendo agravar la enfermedad. ¿La ventaja del rooibos? Puedes disfrutar de una taza de tisana que recuerda al té pero posee una proporción inferior de taninos.
El rooibos, como el té, es una bebida rica en antioxidantes y contiene además una cantidad importante de vitamina C. Puedes leer una lista completa de beneficios en este artículo.
Ahora, ¿sabes cómo preparar bien tu taza de rooibos? Seguramente piensas: “pues claro, no es tan difícil”. Cierto es que si estás acostumbrado a preparar infusiones, conoces los secretos para sacarle partido a cada hierba, sin embargo siempre hay algunos trucos que pueden ayudarnos a mejorar nuestras preparaciones. Descubrámoslos juntos.
Veamos paso a paso cómo puedes sacarle partido a tu rooibos y preparar una infusión realmente maravillosa.
El gran secreto de una buena infusión es contar con materia prima de primera. Si la hierba a utilizar no es de calidad, la infusión no tendrá el sabor deseado.
El rooibos sigue las mismas reglas generales que el té: presta atención a la entereza de sus hojas. Los tés de mayor calidad se componen de hojas enteras y poco degradadas, mientras que en aquellos de calidad inferior puedes encontrar trozos de hojas, tallos e incluso polvo.
Por esto, siempre es mejor intentar esquivar las bolsitas de infusiones, aunque sea más fácil dar con ellas. Las bolsas no permiten que se desarrollen los sabores de forma correcta y a menudo se usan para acumular materia prima de menor calidad.
El agua es, junto con la hierba a utilizar, el ingrediente más importante de la preparación y, sin embargo, uno de los más descuidados. Por lo general, no solemos tener en cuenta esta variable y he aquí cuando la infusión falla.
Al ser el principal componente de una infusión, si el agua contiene cal o cierta salinidad, podría afectar al sabor final. Por este motivo, te recomendamos utilizar un descalcificador o, en su defecto, optar por agua embotellada.
Un error bastante habitual consiste en preparar la infusión utilizando la jarra eléctrica. El principal problema de esta elección es que el agua llega a hervor, pudiendo quemar la hierba a infusionar y afectando definitivamente el resultado final.
Lo ideal sería utilizar una tetera que nos permita controlar que el agua no llegue a ebullición. Recuerda que el agua debe estar a una temperatura de alrededor de 90-95ºC para el rooibos. Para corroborar la temperatura puedes utilizar un termómetro de cocina o simplemente, llevar el agua a ebullición y luego dejar que se enfríe un poco.
Otro paso importante es adecuar la cantidad de hierba a la infusión que vamos a preparar. En el caso del rooibos deberías calcular unos 2,5 gramos por taza. Por supuesto, puedes utilizar más o menos cantidad según si te gusta más suave o más intenso.
El tiempo que dejes infusionar cada hierba afectará a su sabor final. En el caso específico del rooibos se recomiendan unos 7 minutos de infusión antes de beber.
Cuando acabe la espera, retira el rooibos del agua, no lo dejes en ella mientras bebes. Si no, el sabor de la infusión evolucionará, tornándose más intenso e incluso amargo.
El rooibos latte es una combinación de rooibos y leche que se ha popularizado a partir de su inclusión en el catálogo de bebidas de la popular cadena Starbucks.
Si quieres prepararlo en casa, resulta muy sencillo. Te explicamos como.
Te recomendamos prepararlo en una taza o vaso grande para que haya espacio para la espuma, pongamos que de unos 400 cl.
¡Y listo! Se trata de una receta muy fácil pero que no se suele preparar en casa. Además, es ideal para los peques, ya que no lleva cafeína y su sabor dulce les suele encantar.
Ahora que ya conoces los trucos para preparar una taza de rooibos perfecta, ¡pon manos a la obra! Recuerda que puedes infusionar el rooibos directamente en la tetera y servir luego en las tazas o utilizar infusores individuales. De cualquier manera, podrás disfrutar de una tisana con un sabor simplemente delicioso.
Redactora creativa todoterreno y mamá por tres. Disfruto leyendo y escribiendo desde artículos hasta novelas. Me apasiona viajar y pasar tiempo soñando despierta con mis peques. Amante del mate y el té.