El té blanco, en general, es una infusión delicada con matices complejos, perfecta para sorprender al paladar de los amantes teteros. Por supuesto, como puedes imaginar, existen diferentes variedades y, en esta ocasión, te hablaremos del té blanco Shou Mei.
Si deseas sumergirte en el mundo del té blanco, el Shou Mei puede ser una buena introducción porque a diferencia de sus hermanos, no presenta un licor delicado y sutil sino más intenso y con mayor personalidad.
Cuenta la leyenda que dos hermanos de Nanking heredaron una plantación de té, pero eran tan perezosos y descuidados que recogieron cogollos y hojas más grandes, sin prestar atención a lo que hacían. Luego, las dejaron a la sombra y no se preocuparon por ellas porque realizar el proceso de oxidación de un té negro era mucho trabajo; así, nació el té blanco, un té levemente oxidado y con poca intervención humana.
Los demás aldeanos estaban intrigados por ese té diferente que los hermanos conseguían y se escondieron tras los árboles para espiar el procedimiento. No obstante, lo único que pudieron ver fue una pila de hojas secándose.
El té blanco comenzó a hacerse cada vez más conocido, tanto que la producción aumentó y comenzaron a aprovecharse todas las hojas, naciendo así las diferentes variedades de té blanco. Cuando una caja de la cuarta gradación llegó a las manos de un funcionario del palacio en Fujian, este observó la forma de las hojas y le puso como nombre al té “ceja de tributo” o Shou Mei en honor al emperador.
El Shou Mei es un té producido en las provincias de Fujian y Guangxi, en China. Como ya te hemos comentado, es una variedad de té blanco, específicamente el cuarto grado de té; es decir, un subproducto obtenido de la producción del té Bai Hao Yin Zhen.
Se trata de un té con un sabor y aroma vegetal que recuerda al heno cortado, y un color dorado más oscuro que el de otros tés blancos. En boca, es posible apreciar notas de pan horneado así como también toques afrutados que se pueden asociar a las uvas o al albaricoque.
Antes de conocer cómo se produce el Shou Mei, conviene descubrir las diferentes variedades existentes dentro de esta familia de té.
La variedad con el mayor grado de calidad del té blanco recibe el nombre de Bai Hao Yin Zhen. El mismo se elabora con las yemas del varietal Da Bai de la planta del té, la Camellia sinensis, que se recogen al inicio de la primavera.
Más conocido como agujas de plata, este té puede alcanzar precios exorbitantes; algo fácil de entender cuando uno descubre que para elaborar un kilo del mismo se requieren de alrededor de 10.000 brotes que se cosechan de forma manual.
En taza, se observa casi transparente con pelillos blancos flotando que lo hacen relucir de forma singular y en nariz, se trata de un té muy aromático. Su licor se siente muy delicado con toques de flores, frutas y miel.
Producido también del varietal Da Bai, difiere del mismo porque no solo se recogen brotes sino también las dos primeras hojas de la planta del té.
Esta combinación le otorga potencia a la infusión del Bai Mu Dan, siendo así más potente que las agujas plateadas. De hecho, el color del licor es amarillo pálido y su sabor es equilibrado y prolongado, con matices florales que pueden recordar a la peonía.
Sin dudas, es el preferido por aquellos teteros que se decantan por sabores más fuertes. Además, su precio es más asequible que en el caso anterior.
Si bien es considerado un té de categoría 3, dentro de la escala del 1 al 5 de calidad china donde 1 es el mejor y 5 el peor, se trata de una infusión que resulta interesante en el paladar.
La recolección es más tardía que en los casos anteriores, además de utilizarse también la tercera y cuarta hoja de la planta del té y una menor cantidad de brotes. ¿El resultado? Un té de sabor intenso que se acerca al oolong.
Por fin, llegamos al té que nos interesa en este artículo. El Shou Mei es un té similar al Gong Mei; no obstante, está categorizado en nivel 4 al elaborarse con las hojas de menor calidad. Es decir que se usan las hojas sobrantes tras la cosecha de las tres variedades señaladas anteriormente.
Por lo general, el té blanco Shou Mei es subestimado e, incluso, considerado un té de baja calidad cuando, en realidad, es un té muy interesante y que puede sorprender al mayor experto tetero.
Tras la cosecha de las tres primeras categorías de té blanco, llega el momento de la recolección de las hojas del té para elaborar el Shou Mei. Por lo general, al igual que sucede con las otras tipologías, las hojas se recogen por la noche de manera manual.
Como es de suponer, la mayor cantidad de brotes ya han sido cosechados, al igual que las primeras hojas de la planta. Por este motivo, el Shou Mei se elabora, por lo general, con un brote y cuatro hojas. Así, la cantidad de materia prima cosechada termina siendo muy superior a la de, por ejemplo, agujas de plata y esto, por supuesto, repercute en el precio, siendo este muy inferior pero no por eso el té puede considerarse de mala calidad.
Una vez recogidas las hojas, se las deja marchitar durante un periodo de tiempo muy breve y, luego, se secan al aire libre, preferentemente a la sombra de la luz solar, para frenar la oxidación. De esta manera, el té blanco mantiene la mayor cantidad de las propiedades presentes en la planta del té, así como también su aroma y su sabor.
A diferencia del té verde o el té negro, no existen más pasos en la elaboración del Shou Mei, ya que las hojas ni se tuestan para “matar el verde” ni se enrollan. Por este motivo, la apariencia de las mismas es muy natural y, quizá, no tan atractiva como en otros casos.
El té blanco Shou Mei es un té complejo y, como tal, escoger el adecuado para cada paladar requiere un poco de investigación y, quizás, un procedimiento de prueba y error. Esto se debe a que dentro de esta variedad es posible encontrar tés frescos o añejos; de hojas sueltas o en forma de ladrillos de té; e, incluso, de cosecha de primavera o de cosecha de otoño.
Si puedes elegir, opta por la cosecha de primavera cuyo sabor es más refrescante. En cuanto a escoger ladrillos u hojas, debes considerar que los ladrillos tienen un sabor más suave, mientras que las hojas presentan un marcado resabio vegetal.
En conclusión, el té blanco Shou Mei es un regalo para el paladar. Lejos de ser un té de baja calidad, es una infusión intensa y compleja que merece la pena degustar.
Redactora creativa todoterreno y mamá por tres. Disfruto leyendo y escribiendo desde artículos hasta novelas. Me apasiona viajar y pasar tiempo soñando despierta con mis peques. Amante del mate y el té.